Quizás no sea una buena ayuda pero… casi todos los perros se vuelven más excitados de lo normal cuando oyen el timbre de la puerta: es un problema de disciplina canina muy corriente.
La mayoría de los perros ven la puerta de entrada como el punto de acceso a su territorio y como un lugar importante; nos observan acudir a la puerta en cuanto suena el timbre… pues nuestro perro nos imita y muestra el mismo entusiasmo que nosotros cuando suena el timbre.
Probablemente antes de abrir la puerta le chillamos y le mandamos callarse pero nuestro perrito lo interpreta como entusiasmo y le hace doblar su propio entusiasmo.
Una buena solución sería la siguiente: cada vez que alguien llama a nuestra puerta llevaremos a nuestro amiguito a otro cuarto; para atraerlo, le daremos una de las chuches que más le guste, intentando dárselo siempre en el mismo sitio. Debemos hacer prueba de firmeza y ser coherentes durante el entrenamiento. Así, poco a poco, nuestro perrito asociará el timbre a la chuche en otro lugar de la casa.
Con paciencia se consigue todo y con este pequeño ejercicio se rebajará la excitación excesiva de nuestra mascota.