El acuario de agua salada

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Existen dos grandes tipos de acuarios: el de agua dulce y el de agua salada. El acuario de agua salada se subdivide en dos categorías: “fish only”, el clásico y, acuario de arrecife, más laborioso de mantener.  Hoy nosotros enfocaremos nuestra atención en la categoría “fish only”. Crear un ecosistema marino es el sueño de todos los amantes de la acuariofilia. Es apasionante pero, eso sí, también exigente.

¿Por qué es tan exigente un acuario marino?

El agua marina es 24 veces más densa que el agua dulce; es decir, que el agua marina es más difícil de oxigenar. Se necesita un tratamiento por ósmosis del agua para ajustar la densidad.  El agua marina necesita más filtración que el agua dulce y también necesitarás una red que te ayude a retirar la espuma del agua. Así retirarás las proteínas del agua antes de que se degraden.

Siempre debes calcular el volumen de sal necesaria entre 33 y 35 gramos de sal por litro de agua. Toma precauciones cuando vayas a verter la sal en el agua y controla y ajusta la densidad que has obtenido.

El acuario marino y sus peculiaridades

Un ecosistema marino puede obtenerse con un acuario de gran tamaño: de 250 a 350 litros como mínimo.  En este tipo de acuario primero debes empezar con la colocación de las “piedras vivas” (piedras colonizadas por bacterias y micro-plancton): son muy importantes para tu acuario marino, no te olvides de ellas. Debes ser paciente con estas piedras vivas porque tienen que asentarse y eso dura al menos dos meses.

Desde un principio debes saber que será lento pero muy gratificante.

Después de instalar las piedras vivas, el siguiente paso es añadir la arena de coral, justo 2 ó 3 meses después de las piedras vivas.

Para la fase de proliferación de las algas, no te preocupes, es normal desesperarse porque es lento pero, no te impacientes, es necesario darle tiempo y disfrutarás de un excelente resultado. Después de las algas, llega el momento del ciclo del nitrógeno y… después de una larga espera, ya puedes introducir los primeros habitantes de tu acuario (unos caracolillos, por ejemplo). Introducir los peces se hace más tarde y con precaución. Durante el periodo de adaptación, tus peces quizás necesiten comida viva.

No olvides vigilar el pH y el GH del agua de tu acuario, la densidad, el calcio, el magnesio… Ya lo sabes, tienes que estar pendiente de que tu ecosistema marino esté en perfectas condiciones. No te desanimes y disfruta del resultado. 

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